Este álbum llega precedido por dos avances pletóricos aunque complementarios, Hoy y Entre sobras y sobras me faltas.
Aviónica, el nuevo álbum de Orozco, ha tardado cinco años en gestarse, pero aterriza en el momento adecuado, gracias al espíritu radiante y positivo de unas canciones que invitan a detenerse en las cosas que de verdad merecen la pena.
Hablamos de un disco reflexivo pero extrovertido, que nos tiende la mano en estos tiempos de zozobra y confusión. No es un recetario mágico. Tampoco un manual de certezas ni un glosario de citas filosóficas. El músico de Hospitalet de Llobregat sabe que la vida es un destino en sí misma y que conviene aferrarse a todo lo bueno que esta puede llegar a ofrecer.
Aviónica llega precedido por dos avances pletóricos aunque complementarios. Tras el desbordante optimismo de Hoy publicado la pasada primavera, Orozco ha mostrado su faceta más sentimental, lírica y desnuda con Entre sobras y sobras me faltas, una balada pianística con quejío flamenco y desenlace épico que sugiere replantear nuestras prioridades en un mundo que cada vez gira más deprisa, engendrando insatisfacciones y dejando muchas de sus promesas a medio cumplir.
Que las canciones de Aviónica sean fruto de la introspección no implica que el disco sea contemplativo. Ni mucho menos. En Giran y van Orozco propone pasar a la acción y reconquistar el control de nuestra existencia al ritmo de un crescendo contenido y emocionante. 6 segundos, con su poderoso latido electrónico, es otro ejemplo del vitalismo que irradian estas nuevas partituras. Y ojo a La marea, cuatro minutos de pop pegadizo con acabado plenamente contemporáneo cortesía de Jan, el jovencísimo vástago del artista catalán, quien ha producido el tema.
El carácter unitario de Aviónica viene dado no sólo por su cuidado diseño sónico y por su elaborada producción. Hay mucho que descubrir bajo tan brillante superficie, pero en cada tema encontramos una historia de apariencia sencilla que toca la fibra y espolea la materia gris. Son esos apuntes del natural –que tan a menudo se nos escapan– los que otorgan la tercera dimensión a canciones como Es tu vida, en la que podemos disfrutar del espectáculo de lo cotidiano desfilando ante nosotros. Fuera de categoría está A vuelos, sentidísima y merecida oda a nuestros mayores que arranca sutil pero con flamencura y cruza un exquisito puente instrumental antes de regresar a algunas de las estrofas más emocionantes que haya escrito Orozco, recogiendo en ellas el espíritu de toda la obra. Porque de eso, precisamente, es de lo que va Aviónica: de sentirnos bien, de sentirnos a salvo.