Chiara Oliver sobresale en su primera Riviera de la mano de ‘La libreta rosa’ y ‘La última página’
Chiara Oliver, la joven cantante menorquina que estuvo en la academia de Operación Triunfo, lleva meses inmersa en su primera gira. ‘La libreta rosa tour’ , desde su pistoletazo inicial en Menorca el pasado septiembre, ha recorrido multitud de puntos de la geografía española y, próximamente, partirá más allá de nuestras fronteras camino a México. Chiara lleva muchos conciertos acumulados en otoño e invierno, sin embargo, la noche de ayer tenía un matiz especial. Chiara Oliver había llenado su primera Riviera, una sala que todo amante de la música marca como un hito en su trayectoria.

Un día cargado de emociones
Aunque la cita iniciaba a las 20.00 horas, la Riviera vistió de rosa desde primera hora de la mañana. Ataviadas con merchandising y gafas rojas de corazón, sello inconfundible del fandom de la menorquina, llegaban muchas de sus seguidoras en las primeras horas del día para alcanzar el mejor de los sitios en esta esperada cita. Así, a lo largo del día, se fue formando una extensa cola a orillas del río Manzanares, dejando una estampa llena de color para todos los que pasaban por la zona.
Entre reencuentros y abrazos fueron pasando las horas. Chicas que venían desde los rincones más recónditos de España se conocían por primera vez tras haber pasado meses hablando tras una pantalla con Chiara como lazo de unión. También, Italia y buena parte de Latinoamérica acudió a la cita. Además del rosa y el rojo, las banderas llenaron la capital para mostrar su apoyo a la joven cantante desde muchos puntos del planeta. Chiara ha conseguido calar, por muchos motivos, en numerosos puntos cardinales.

La primera Riviera de Chiara Oliver
Un ambiente acogedor que sirvió de calentamiento a la prueba de fuego. Algo más tarde de las ocho, las luces de la Riviera se apagaron y Chiara Oliver se convirtió en la protagonista absoluta. Los primeros acordes de ‘La invitada’ marcaron el pulso de una noche en la que la sala se entregó desde el primer momento. El público cantaba tan fuerte que oír a Chiara, en momentos, parecía complicado. La cantante ha conseguido que las personas que van a verla sientan las canciones como suyas, un espejo en el que encontrarse. Fue muy bonito ser testigo de una multitud cantando temas que, sin metáforas ni juegos de palabras, dejan claros mensajes de una mujer cantando al amor, y otras cosas, en femenino. «Buenas noches Madrid», dijo la menorquina llena de Euforia. La joven salió al escenario cumpliendo con el dresscode y con un maquillaje al más puro estilo Chappell Roan. En tan solo unos minutos demostró un crecimiento escénico abismal desde el inicio de la gira.

Una emoción que bajó un poco con el segundo tema, ‘Cada vez’, que nació entre las paredes de la academia de OT, emocionó a las presentes que, como podían, buscaban el abrazo de consuelo de sus acompañantes. Se formaron corros que se demostraban amor y se miraban a los ojos dedicándose el tema.
Chiara, aunque solo tiene 21 años, tiene un gusto personal por la música de antaño, por esos temas que, seguramente, sus padres pusieron en casa una y otra vez cuando era más pequeña. Como homenaje a esas canciones que le han acompañado, la menorquina dedica un espacio de su concierto en mezclar uno de sus temas ‘Guitar Boy’ (que ojalá pronto vea la luz) con ‘Sweet Child O’mine’ de Guns N’Roses. Un momento de no pestañear ante la versatilidad de la artista. No fue el único tema que versionó. ‘Juno’ de Sabrina Carpenter también sonó en la mítica sala madrileña. La modernidad y lo clásico dándose cita gracias a la polivalencia de la artista.
Al comenzar la noche, Chiara prometió sorpresas y, por supuesto, las promesas están para cumplirse. Empezó a sonar ‘El Parque’, tema que comparte con Violeta Hódar, y la expectación creció. Muchos esperaban que la granadina se sumase a Chiara llegada su estrofa y, en efecto, eso ocurrió. Las jóvenes cantaron juntas en Menorca, la ciudad de Chiara; en Granada, la ciudad de Violeta y, finalmente, completaron el círculo cantando en Madrid, la ciudad que ahora es su hogar.

La granadina no fue la única invitada de la noche y, es que, de andaluces iba la cosa. Era el momento de ‘Tulipanes’ cuando dos pianos ocuparon el escenario de La Riviera. Chiara empezó en solitario el tema al que, llegado el momento álgido, se unió el malagueño Pablo López. La gran sorpresa de la noche. Nunca habíamos visto a los dos cantando juntos, pero pareciese que llevaban años haciéndolo. Voces que empastaban a la perfección y dos pianos tocando al unísono. A piano tampoco faltó ‘Todas las versiones de mí’. Un tema que Chiara quiso que cada una de las asistentes se dedicara a sí misma. «Yo he aprendido a ponerme por delante hace poco», confesaba la menorquina.

Para procesar toda la emoción de esta parte más acústica, Chiara puso a saltar a La Riviera a ritmo de ‘Tic Tac’, un tema cargado de ritmo en el que no puedes parar de repetir el sonido característico de los relojes. La noche empezaba a terminarse, pero todavía quedaba revisitar los inicios. ‘3 de febrero’, el primer tema en ver la luz de ‘La libreta rosa’ fue el siguiente y, con él, una marea de voces que cantaban.
Después de ese viaje al pasado, Chiara volvió al presente más cercano con ‘Cómo aprender a volar’, ‘Bucle’ y ‘Bla bla’, tres canciones que forman parte de su proyecto más reciente: ‘La última página’. Un trabajo en el que revisita todos los sentimientos a los que puede sentirse expuesta una joven de 21 años, desde la nostalgia, hasta el amor pasando por la incomprensión o las ganas de comerse el mundo. Y esa es, sin duda, la clave de su éxito. Contar su historia en canciones que, a su vez, podrían ser las historias de otras muchas jóvenes. Todo eso, sin tapujos y sin prejuicios. Ella no maquilla lo que siente y sirve de referente a muchas mujeres. Se expone porque no entiende la música de otra forma que no sea la visceral, la que remueve. Y así lo demostró ayer en una Riviera rebosante.
‘Mala costumbre’ cerró la noche dejando al público con ganas de más. Y eso, es lo mejor que le puede pasar a un artista en un concierto. Que sus seguidoras tengan hambre de verla más veces, de querer seguir sus pasos. Chiara lleva menos de un año con este proyecto, pero lleva la música dentro desde hace muchos años. Porque ella nació para esto. Nació para pasarse la vida pisando las tablas de un escenario. Y, ahora, hay gente que quiere que cumpla ese sueño, que quiere seguirla por todos los rincones. Le queda mucho camino por delante.