El artista colombiano conquista por tercera vez el Movistar Arena con un espectáculo cargado de energía, sensualidad y emoción, dejando a Madrid rendida a sus pies
El carisma, la energía y la sensualidad de Maluma volvieron a hacer vibrar el Movistar Arena de Madrid en una tercera noche inolvidable que puso fin a su paso por la capital con la gira +PRETTY +DIRTY. Tres conciertos, tres llenos absolutos, y un solo mensaje claro: el colombiano arrasa en España.
Desde el primer estallido pirotécnico hasta la última rosa lanzada al público, Maluma entregó un espectáculo explosivo en el que no dejó ni un solo rincón del recinto sin contagiar con su euforia. Rodeado de un cuerpo de bailarinas que acompañaron cada paso con intensidad y sensualidad, el artista abrió con clásicos como Borro Cassette, El perdedor y Obsesión, manteniendo un ritmo frenético.
“¡Buenas noches, Madrid! ¿Dónde están mis fanáticos de Maluma Baby?”, gritó entre vítores el artista, dejando claro desde el inicio que la conexión con su público era total.
Más que música: emoción, cercanía y un mensaje personal
Además del despliegue musical y visual, hubo momentos íntimos que tocaron el corazón. Maluma abrazó emocionado a Diana, una joven con cáncer cuyo sueño era conocerle. La escena arrancó lágrimas a muchos y marcó uno de los puntos más humanos de la noche.
Durante el show, temas como Vente pa’ ca, Corazón y Chantaje (esta última sin Shakira, pero con una corista que encendió al público) consolidaron una setlist llena de éxitos coreados por más de 15.000 asistentes. El punto más caliente llegó con Cuatro Babys, cuando Maluma se dejó llevar por la pasión del momento, dejando su torso al descubierto.
Con HP, Felices los 4 y Hawái, la temperatura siguió subiendo y las ovaciones no cesaron. Entre cambios de vestuario, interludios festivos y declaraciones emotivas, el colombiano también se sinceró: “No dejéis que nadie os haga creer que la ansiedad o la depresión son normales. Aferraros a la felicidad”.
Final apoteósico y agradecimiento a Madrid
El concierto culminó con un bloque final cargado de sentimiento: ADMV, Sobrio (con Maluma vestido con la camiseta de La Roja), y una versión fogosa de COCO LOCO que hizo estallar al Movistar Arena por última vez.
Maluma ha demostrado que no solo es un fenómeno de masas, sino también un artista que domina el directo, que emociona y que conecta con un público entregado. Madrid se despide de él con un recuerdo inolvidable y la certeza de que, con o sin reguetón, su espectáculo es digno de ovación.