La adaptación del libro de Sally Rooney llegó este verano a España de la mano de la plataforma StarzPlay y, si aún no la has visto, ya estás tardando en devorarla
La ficción narra el romance intermitente de Connel Waldrom (Paul Mescal) y Marianne Sheridan (Daisy Edgar-Jones), desde el instituto hasta la época universitaria. La novela se editó en 2018 y dos años después, Rooney la adaptó para la BBC junto a Mark O’Rowe y Alice Brich, con la dirección de Lenny Abrahamson y Hettie Macdonald. Consta de 12 episodios de 30 minutos de duración cada uno, más o menos.
No llegó a España hasta julio de 2020 de la mano de StarzPlay, cuando en el extranjero ya estaba disponible en Hulu desde abril. La plataforma, no tan conocida como Netflix, HBO o Prime Video, ha acertado de lleno en incluir esta joya a su catálogo y, si se echa un vistazo a todo su contenido, no tiene nada que envidiarles a los gigantes.
La gran delicadeza de los personajes
Ella, una chica poco sociable, con una familia rica y desestructurada; él, un chico introvertido pero popular, hijo de una madre soltera que trabaja como limpiadora en la casa de Marianne. Ambos se enamoran en secundaria y, sin saberlo, entablan el vínculo más importante de su vida. Quizá el argumento parezca poco rompedor o repetitivo, pero este es diferente.
Normalmente, cuando se nos presentan comedias y dramas románticos, parece que los protagonistas no tienen una vida antes de conocer al otro protagonista en cuestión. Incluso, parece que su vida empieza cuando se encuentran (Como en ‘Emily en Paris’, pero eso me da para otro artículo), no conocemos la relación con la familia, traumas infantiles, clase social, amistades, ambiciones, talentos, fantasías, defectos y un largo etcétera. Esto en la vida real no pasa, ya que los enumerados son factores que influyen en una relación y te definen como persona. Tampoco sucede en Normal People, gracias a Dios.
Marianne y Connor son adolescentes reales, con los que uno puede sentirse identificado. El trato y la presentación de su personalidad se ajusta mucho a la realidad. Detrás de cada adolescente hay un mundo interior inmenso por conocer, los detalles que hacen a cada ser humano especial y eso queda reflejado en esta serie. Por eso se agradece tanto la delicadeza con la que nos acerca a los personajes; conociéndolos, entendiéndolos, compartiendo el dolor, entendiendo el cambio que realizan y por qué.
Conectando a generaciones
Creo firmemente que es una obra que conecta varias generaciones, donde los jóvenes se pueden sentir reflejados y los no tan jóvenes pueden entender muchos aspectos y empatizar con ellos. ¿Por qué digo esto? Veamos, a día de hoy, ya no existe esa única ambición de conocer de joven a tu persona, construir un futuro juntos y que eso implique responsabilidades, o ni siquiera se cree en un único amor.
Ahora en cada joven hay un afán infundado de no perderse nada en la vida, de vivir todas las aventuras posibles y, además, se cuenta con un abanico de posibilidades infinitas, cosa que antes no sucedía.
¿Qué hay cosas que chirrían y nos la cuelan con calzador? Sí, tampoco es perfecta. Por ejemplo; la tontería que tiene el chico de avergonzarse de la chica porque no encaja con sus amigos, un perdón rápido después de una humillación, lo de camuflar un amor con una relación de amistad, el “no puede ser que estemos juntos” cuando los únicos impedimentos que existen son los que genera cada uno en su cabeza o, las más importante, que el amor más sentido es en el que más sufres, cuando es todo lo contrario. Pero bueno, este mito nos lleva acompañando en toda la literatura romántica.
Con sus más y sus menos, Normal People es un regalo para la vista y también lo son las grandes interpretaciones de los protagonistas Daisy Edgar-Jones y Paul Mescal. A este último le ha valido para una nominación en los premios Emmy como mejor actor en miniserie y/o película hecha para televisión.