Honesta Mora García fue para Carlos Fustel una maestra de vida, además de su yaya. Le transmitió el amor por la tierra, por las tradiciones, por la cultura y por la gente que lo ha hecho quien es. Esa huella profunda atraviesa “La más Honesta”, un tema en el que el artista devuelve en forma de música todo lo aprendido de ella.

En tiempos en los que la música pop acostumbra a mirar hacia el futuro inmediato, Carlos Fustel se detiene, respira hondo y vuelve la vista atrás. “La más Honesta”, su primer lanzamiento tras su paso por Operación Triunfo 2025, es una pieza íntima que funciona como puente emocional entre la memoria y el presente. Es, también, un homenaje a su abuela Honesta, recientemente fallecida, cuyo legado ha marcado la sensibilidad artística del cantante.

Un legado emocional convertido en música

El germen del tema es casi mágico: una cinta magnetofónica de 1974, encontrada por casualidad, en la que su abuela canta junto a su hermano y un amigo. Un documento doméstico, inocente, grabado sin pretensión artística, pero que recoge una voz que, sin saberlo, viajaría 51 años hasta convertirse en la chispa creativa de un nieto que hoy comienza su carrera musical.
Esa grabación aparece al final de la canción, como un pequeño milagro sonoro que pone los pelos de punta. Es el momento en el que el pasado y el presente se tocan.

El tercer expulsado de Operación Triunfo 2025 convierte la memoria en melodía. La letra rescata imágenes, acentos y expresiones de su infancia para rendir homenaje a la mujer que le enseñó a sentir la música. No es solo una reconstrucción de paisajes y costumbres: es el relato de cómo una voz antigua puede seguir guiando el presente.

Así empezabas tú las jotillas a cantar, y así las canto yo

La raíz hecha canción: un debut con alma

Con La más Honesta, Carlos Fustel entrega una carta de presentación profundamente emocional y valiente. En lugar de buscar un hit inmediato, se atreve a mirar hacia la raíz, a reivindicar el valor de la memoria y a tejer un tema que dialoga con las tradiciones familiares desde un lugar de enorme sensibilidad.

Es un debut que conmueve, que honra y que recuerda que, a veces, las canciones más importantes no nacen en un estudio, sino en una cinta olvidada en un cajón.