Con Motomami, Rosalía reflexiona sobre la fama, el dinero y la familia explotando sonidos nuevos que muestran la gran versatilidad de la artista catalana.

Motomami ha dado y va a dar mucho que hablar. Rosalía deja atrás el concepto que existía detrás su segundo trabajo, El mal querer, que le otorgó un reconocimiento global. Cuatro años han pasado ya de aquella Flamenca que, en su día, también despertó polémica y, desde entonces, Rosalía nos ha ido dando pistas, con sus numerosos singles y colaboraciones, de que su estilo no es inamovible.

La fama, el capitalismo, la familia y la religión son los pilares básicos de Motomami. Además, encontramos también un fuerte empoderamiento femenino y referencias sexuales que aportan al disco matices frescos. La vanguardia, el modernismo, la mezcla y el juego son esenciales para la creación de un álbum que destaca por su producción.

El disco apunta a los primeros puestos de las listas de éxito. No solo por su calidad musical, sino porque Motomami se ha concebido para llegar a lo más alto de la música mainstream. Tanto es así que Rosalía aprovechó el tirón de TikTok para ir dando pequeñas pistas y adelantos del álbum y, posteriormente, presentarlo en directo a millones de oyentes enganchados a su trabajo.

Moto y Mami, doble inspiración

Motomami es una dualidad en sí mismo: La parte dura, que sabe a metal y gasolina, es la parte Moto. Sensual, erótica, valiente y triunfante. La vulnerabilidad, la emoción y la sensibilidad se agrupan en la parte de Mami. Esta diferenciación es importante para entender el universo en el que Rosalía nos envuelve al escuchar el disco, porque, aunque parezcan conceptos claramente diferenciados, la catalana los reconcilia y une a la perfección.

Saoko fue la última composición y, sin embargo, es la primera canción que escuchamos en Motomami. Quizá esto se debe a que es en esta canción en la que Rosalía pone de manifiesto su cambio. Ella se deja influenciar para adquirir conocimiento pero nunca se pierde -“sé quién soy a donde vaya, nunca se me olvida”-. Las críticas a las que se ha enfrentado durante años sobre su estilo o sus raíces quedan contestadas bajo una horda de samples y un piano que recuerda, ligeramente, al jazz. “Yo soy muy mía, yo me transformo. Una mariposa, yo me transformo”.

El r&b y la elegante sensualidad de Candy, la convierten en una canción agradable y relajada. Tontea con ritmos propios de los inicios del reggaetón pero la voz es el instrumento más importante de esta composición. La letra va dirigida a un amor del pasado que no ha superado la relación. “Pero tú no me has olvidao”.

El tercer sencillo del disco es La Fama, una colaboración con el reconocido artista The Weekend. Una bachata sugerente que reflexiona sobre, como su propio nombre indica, la fama. Rosalía no se deja engañar por los encantos de esta, por eso mantiene sus pies en la tierra. La fama duerme en su cama pero nunca se casará con ella.

“Soy igual de cantaora con un chándal de Versace que vestidita de bailaora”. En Bulerías, la artista arremete contra todos aquellos que dicen que no sabe hacer flamenco. Es una demostración, una vuelta a las influencias de sus primeros discos. Rosalía demuestra de forma excelente que lo suyo está a otro nivel. Puede dedicarse íntegramente a los ritmos del cajón, la guitarra y las palmas pero ella prefiere seguir explorando ritmos y no centrarse solo en uno.

De la Rosalía de antes pasamos a la nueva Rosalía con sonidos frescos y pegadizos. Chicken Teriyaki es la que más revuelo ha causado. Esto es porque es una canción extraña pero adictiva creada por y para TikTok, donde está el futuro de la música mainstream.  Para gustos los colores y esto es lo que ocurre con este tema que tiene una letra infantil pero con un trasfondo crítico importante.

«So good» es Hentai, una balada tranquila y relajada con una melodía dulce que discrepa y choca ingentemente con su letra. Los versos narran explícitamente una relación sexual. Si bien parece una parodia, es una composición íntima, frágil y distinta.  «Te quiero ride como a mi bike. Hazme un tape modo Spike. Yo la batí hasta que se montó. Segundo es chingarte, lo primero es Dios»

Bizcochito es una de las canciones que mejor defienden la parte moto, es juguetona, fiestera y retadora. Rosalía se quiere mucho y es consciente de su poder -«que me pongan en el sol que me derrito»-. La base destaca por su estridente sonido que empasta a la perfección con un tarareo pegadizo. “No basé mi carrera en tener hits, tengo hits porque yo senté las bases”.

La canción más tierna y sentimental es G3 N15. La moto se ha aparcado y ha aparecido la mami en todo su esplendor.  Está dedicada a su sobrino y al final del tema se oye un audio en catalán de su abuela -«Sempre és la família en primer lloc, i… No en primer lloc, diria que en primer lloc, sempre és Déu i después la família»-. En este single Rosalía declara la frase que define el concepto de Motomami: «Esto no es El mal querer, es el mal desear».

El primer interludio del disco aparece con Motomami. Aunque podría pasar desapercibido, como pasa en numerosas ocasiones, la canción es una explosión de sonido que define y resume todos los ritmos e influencias incluidas en el álbum.

Al estilo de Pimpinela, Rosalía mantiene un dialogo entre ella y una voz sintetizada que reproduce las críticas más repetidas hacia la cantante.  “La que sale por TV no es lo que yo conocí, no es la que yo conocí, le pesa el Lamborghini”. Pero, en Diablo, Rosalía deja muy claro que nada de esto es cierto, siempre se ha mantenido fiel. «Yo mi lealtad nunca la pierdo, ni por el dinero”.

Volvemos a las dudas sobre el éxito en Deliro de grandeza. Samba, r&b y hip-hop dosmilero se mezclan en este tema que recalca la facilidad y el talento de Rosalía para adaptarse a cualquier estilo musical. «El oro pudo más que mi dolor. No tuviste compasión de mi agonía tú, sabiendo que mi alma se moría, con amigos entre copas te reías».

En CUUUUuuuuuute, se vuelve a quemar rueda. Sonidos metálicos, ruidosos y molestos que, sin embargo, junto logran un tándem perfecto. El concepto moto es explotado a niveles extremos en un single industrial y mecánico. Además, Rosalía sigue acordándose de Dios. «Keep it cute, manito, keep it cute, que aquí el mejor artista es Dios».

Tras la tormenta llega la calma, por eso, tras una explosión de sonidos aparece una balada en la que el piano se convierte en protagonista. Desamor, dolor y tristeza se encuentran en Como un G, amarga pero honesta. «Tantas baladas se quedarán sin dedicar, estoy triste si pienso en lo bueno que tengo que no puеde durar».

Una pausa para coger fuerzas porque Motomami está llegando al final, eso es Abcdefg. Más que una canción es un mensaje para el oyente. Es el abecedario del álbum. Si Motomami era el interludio que definía los sonidos, esta composición es el interludio que define los sentimientos, la inspiración, las letras.

El otro dueto explícito del álbum es La Combi Versace, interpretada junto con Tokischa. No es la primera vez que cantan juntas, ya que ambas colaboran en el single Linda. Rebeldía, éxito y riqueza son las bases de esta canción de sonidos saturados. «Juntas por la noche puestas para el derroche».

«Flor de sakura, ser una popstar nunca te dura». Para finalizar, la moto vuelve a quedarse sin gasolina. Sakura es la canción que simula una   grabación en directo. Se oye al público y el eco propio de un espacio abierto está presente. De nuevo, la voz es lo más importante en la composición.

División de la opinión pública

Si bien algunos consideran que este disco es una obra de arte, una composición adelantada a su tiempo, otros opinan que la calidad brilla por su ausencia. La opinión pública está completamente dividida. ¿Rosalía es una genio o está demasiado sobrevalorada? Aquí es donde entra en juego el criterio personal de cada uno de nosotros, aunque las revistas musicales más importantes han otorgado un excelente puntaje al disco.

Lo que sí está claro es que Rosalía se ha convertido en uno de los productos, en el buen sentido, más rentables de la industria. Cada una de sus publicaciones, en especial las de este disco, causan un revuelo inmenso. Rosalía no es solo su música, ha conseguido crear una marca a su alrededor en la que todo influye y aporta. Ha sabido colocarse en el top sin perder su verdadera esencia, la transformación.