El artista mallorquín emocionó con un directo honesto y brillante, entre hits, confesiones y un público fiel
Lo primero que pensé al llegar a Starlite fue: “Aquí no cabe un alma». Los nervios eran latentes, había muchas ganas de tener por fin a Rels B en el festival, y nadie quería perderse esta cita. Entre pensamientos, apareció en el escenario. Con el cartel de sold out colgado desde hacía días, el mallorquín se estrenaba por fin en el escenario más exclusivo del sur, y lo hizo siendo exactamente lo que su gente espera de él: vulnerable, directo y con mucho flow.
Surgido de la escena underground del rap mallorquín, Rels B, también conocido como Skinny Flakk, ha sabido conquistar la música urbana desde la emoción, la estética cuidada y un discurso que no necesita disfraz. Y esta noche, volvió a demostrar por qué es uno de los grandes nombres de la última década.
“Sin público no hay show”, dijo nada más comenzar. Y no exageraba. Los que pudimos disfrutarlo sabemos que esa noche fue una comunión, una especie de terapia colectiva con beats, luces, voz, coristas y confesiones.
Rels B se abre en canal
El repertorio se construyó como un diario emocional. Empezó fuerte, con temas como “¿Cómo dormiste?”, y no tardó en soltar una de esas frases que hacen que el pecho se apriete, extraída de su tema “Shorty q te vaya bnn”:
“Al menos convierto en dinero esta pena que llevo muy dentro de mí”.
Hubo momentazos de verdad, como “La prisión”, que reconoció no suele cantar “porque le trae recuerdos buenos y malos”, pero que esa noche quiso regalar “porque este público se lo merece”.
También sonaron con fuerza temas de su último álbum, a new star (1 9 9 3), con su inconfundible mezcla de nostalgia, r’n’b melódico y barras íntimas.
No faltó su último éxito, “Te regalo”, ni clásicos como “A mí”, “Un desperdicio”, “La vida sin ti” o “Lo que hay x aquí”.
“La música era mi puto sueño y se ha hecho realidad”, nos confesaba, y sonó más como una confesión que como una cuña de marketing. Porque en su caso, no hay distancia entre el artista y la persona.
Lo que duele, lo que cura
Rels B no es un showman al uso. No llena con fuegos artificiales: llena con su presencia, sus letras y su equipo, como por ejemplo con sus coristas (como cuando cantaron a capella el exitazo Dilemma de Nelly). También hubo espacio para su lado más luminoso. “Ahora estoy muy contento y muy enamorado”, dijo en un momento, “pero en otros he estado muy triste”. Esa honestidad fue hilo conductor de un set sin artificios, con una producción visual cuidada y elegante que no robó protagonismo a lo esencial: su voz, sus letras y una entrega sin reservas.
Un público que arropaba
“Puto publicazo, 10/10”, gritó él, y sí que lo fuimos.
Gente de todas partes de Málaga, cantando cada letra como si fuera suya. No es fácil conectar en un espacio abierto, pero aquí hubo electricidad. Pura. Y una entrega entre artista y público inigualable. Tanto, que no nos extrañaría que en la próxima edición esté ya cerrada su aparición en el cartel.
El concierto cerró con esa mezcla de melancolía y redención que tan bien define su propuesta. Porque sí: a new star is born. Y aunque esté “enfermito”, como dijo con humor, lo suyo va más allá del hype. Es música que habla de lo que duele. Y que, por eso mismo, cura.