Todo villano tiene un comienzo, una historia, y en esta segunda trilogía de Star Wars pudimos conocer como el lado oscuro se apoderó de Anakin Skywalker para renacer en Darth Vader.
Uno de los iconos de esta saga tan galáctica ha sido el eterno enemigo de la fuerza, caracterizado con un casco negro y esa respiración tan significativa que siempre pone la piel de gallina al escucharla. En esta trilogía surgida alrededor de los comienzos del 2000, una nueva década, nos encontramos con la realidad de Anakin Skywalker.
Un niño nacido en una población pobre, con una familia compuesta únicamente por su madre quien siempre intentó sacarlo adelante, trabajando como nadie pero lo que desconocía era lo siguiente: su hijo era quien iba a hacer realidad la profecía de un nuevo futuro donde un nuevo jedi iba a establecer la calma entre la fuerza y la oscuridad.
Cronológicamente encontramos en, La Amenaza Fantasma (La primera de las tres) la historia de cómo Obi-Wan (Sin ser aún el maestro jedi de Anakin) viajó a Tatooine junto a su entonces maestro Jedi Qui-Gon Jinn (Personaje representado por Liam Neeson) en búsqueda de un refugio para la joven Padmé Amidala (Personaje representado por Natalie Portman) y en medio de un pueblo desértico se cruzarán con el joven e inocente Anakin de tan solo 7 años. La inocencia y la ilusión en la mirada de un niño era lo que podíamos encontrar en ese instante en el futuro mejor jedi de la historia… pero todo se torció.
Llegamos a El ataque de los clones (la segunda parte de la trilogía), encontrándonos a un joven Anakin, aprendiz de Jedi, de la mano de un ya maestro Obi-Wan. La fuerza en Skywalker se estaba desarrollando de una manera inigualable y él lo notaba, lo sentía hasta llegar al punto de no saber controlarla. También en esta película, la que marcó un punto importante en la historia de Star Wars, encontramos el comienzo del romance entre Anakin y Padmé (quienes serán los padres de Luke y Leia Skywalker). Muchos componentes poderosos son los que nos muestran como Anakin empieza a dudar de su elección, de si realmente lo mejor para la paz en la tierra son los jedi… y tanto como su maestro, Obi-Wan, como el gran maestro Yoda lo notan.
Ven la duda en Anakin, creándoles un gran temor de cómo puede llegar a desarrollarse al paso del tiempo.
Y aquí llegamos al final de la trilogía, La venganza de los Sith, el punto culmen, el nacimiento de Darth Vater. Podemos observar como la oscuridad ha consumido a Anakin yéndonos mismamente a su rostro, a su físico. Con una mirada apagada y con esa característica cicatriz que le envuelve la mitad de la cara estamos delante del surgimiento de uno de los villanos más reconocidos e importantes del panorama cinematográfico de los últimos veinte años.
La pérdida de su madre y la pérdida de Padmé, el amor de su vida, llevan a Anakin a romperse del todo y luchar contra aquello que consideraba que era su familia y su felicidad. El equilibrio con la fuerza desapareció en él para caer en el pozo de la oscuridad, aquella que le llevaría a luchar a favor de los Sith para conseguir un mundo mejor… o eso creía.