Entrevistamos a Violeta Tello Grau por el lanzamiento de QUÉ VAINA, su nuevo single
Desde su debut con Música Bruja (2019), Violeta Tello Grau ha construido un universo sonoro en el que la tradición y la experimentación conviven de manera natural. Con una formación en musicología y composición, su música ha explorado influencias que van desde el folclore español e indonesio hasta el pop electrónico, siempre con un enfoque poético y conceptual. Tras el lanzamiento de CINTA vol.1 (2021) y CINTA vol.2 (2022), la artista catalana se encuentra inmersa en la creación de su tercer álbum, un trabajo que gira en torno a la figura de la mujer-pájaro y su búsqueda de conexión con el mundo interior y lo espiritual.
El segundo adelanto de este nuevo disco, QUÉ VAINA, marca una ruptura con su estilo lírico habitual para acercarse a un lenguaje más directo y cotidiano. Con producción de Víctor Valiente, la canción parte de una balada a piano y evoluciona hacia una atmósfera envolvente con toques de drum & bass, enfatizando una historia de transformación y aceptación. En esta entrevista, Violeta nos habla sobre la inspiración detrás de QUÉ VAINA, su evolución artística y el proceso creativo que da forma a su próximo trabajo.
QUÉ VAINA es el último single que has lanzado. Lo primero que te quería preguntar es: ¿Cómo definirías la canción para alguien que no la ha escuchado todavía?
Es una canción que pasa directa como un tren. De hecho, me vino toda entera, toda estructurada. Habla de un momento de transformación en una relación amorosa, que no siempre es fácil, con todas las emociones mezcladas o combinadas: pena, rabia, añoranza… Y a la vez, la canción también se va transformando y deja un pequeño momento de esperanza. Me gustaría pensar que es así, aunque luego depende de cómo la reciba la gente.
Has dicho que te vino muy de golpe. Por lo que he podido leer, te surgió conduciendo. ¿Qué estabas pensando en ese momento para que de repente te viniera esto?
Bueno, primero casi me estrello en el coche (risas), porque tenía el móvil haciendo de GPS y grabando la nota de voz. Notaba que me venía y que si no lo grababa, se me iba a perder el hilo. En ese momento, con mi pareja atravesábamos una especie de sensación de distancia, aunque no nos habíamos separado ni nada. Creo que fue uno de esos momentos en los que llevas meses acumulando sentimientos y, de repente, salen sin previo aviso. Por suerte, me salió en forma de canción.
Expresaba todo lo que yo sentía: esa distancia, esa pena, esa sensación de querer reencontrarte, pero estar en estaciones de tren distintas. Y bueno, como cuando uno piensa en voz alta y va pasando por ciclos. Hay una parte en la canción que dice «¿y qué más da?». Es como esa rabia de pensar que quizá no es tan importante lo que ahora me preocupa. La canción transita por todas esas emociones una tras otra.
Ese tren del que hablas ahora y que también mencionas en la canción, ¿qué significa para ti? ¿Qué querías transmitir con esa imagen?
Es esa sensación de que, cuando se te abre el grifo de las emociones, no puedes pararlo. A veces vivimos en piloto automático, cerramos el pecho y no sentimos nada, que sería el otro extremo. Pero esta canción es lo contrario. Es como cuando empiezas a sentir y ya no puedes frenar. Y el tren simboliza eso: su ritmo imparable. Para en una estación, pero sigue, sigue y sigue hasta que llega a su destino.
Si bien usas muchas figuras retóricas en esta canción, el lenguaje es más directo que el habitual en ti. ¿Fue un reto escribirla de esta manera?
Para mí fue una novedad y a la vez estoy muy agradecida de haber escrito algo tan directo, sencillo y llano, que cualquier persona puede experimentar y con lo que puede identificarse. Normalmente escribo poemas desde pequeña y me gusta que mis canciones partan de ellos. Pero un poema es algo meditado, en lo que puedes escoger cada palabra con calma. Esta canción, en cambio, nació como si yo le estuviera contando todo a una amiga. «Mira, intento contactar con él y no me dice nada, pero bueno, ¡qué más da!». Es una especie de discurso interior, y creo que por eso el lenguaje es tan natural y directo.

Esta canción es el segundo adelanto de un EP que está por venir. En el resto del disco, ¿seguirás con este lenguaje más directo o volverás a partir de poemas?
Quedan dos canciones por salir: Bressol, que lanzo en marzo y es la única en catalán, y «Abril se termina». Bressol sí es un poema, lo escribí cuando falleció mi abuela y lo leí en su funeral. Es muy íntima, solo piano y voz, aunque con muchas capas de piano al final. Abril se termina es más como pasear y hablar. No partió de un poema, pero tampoco es tan llana como Qué vaina. En mis discos anteriores, la poesía tenía mucho peso. Pero ahora me estoy dejando llevar más, y quizá por eso surge un lenguaje diferente.
¿Crees que te queda mucho por experimentar en la música?
Para mí, la música es una fuente inagotable. Me gustan muchos estilos: electrónica, pop, música de Indonesia… Y en mis canciones se mezclan influencias muy diversas. Siempre intento experimentar y hacer algo nuevo, pero la gente me dice: «suena muy Violeta». Eso me sorprende, porque no soy consciente de tener un estilo tan definido, pero supongo que es la fusión de todo lo que me influye.
¿Cuál dirías que es el hilo conductor de este nuevo disco?
La «mujer pájaro». Lo llamo Hablando con pájaros porque me encanta observar aves. Me transmiten algo, como un diálogo interior. Y como soy mujer, también me hace reflexionar sobre nuestra fortaleza y nuestra capacidad de volar, aunque a veces lo olvidemos.
¿Hay un pájaro concreto en el que pienses al visualizar el disco?
El albatros, una gaviota enorme y marina. Hago yoga y, cuando empecé a meditar, siempre veía este pájaro. No sabía ni su nombre, pero luego lo busqué y descubrí que era un albatros. Me hizo pensar en los animales tótem de los indios, que cada persona tenía uno. Así que, quién sabe, quizá este es el mío.

¿Cómo se integran estos dos singles que ya has sacado en lo que es la narrativa del disco?
Yo creo que son quizá las dos canciones más single, si lo podemos decir así. Como canción, quizá más pegadiza que puedes cantar, que tiene un punto bailable, ¿no? Sobre todo la de Makeup, quizá es un pelín más bailable porque le pusimos ahí un bombo. Entonces, para mí son como los más single. Luego va a venir la guinda especial de Bressol, que te decía que es súper íntima. Es una canción muy pequeña, pero que te envuelve. Es otra movida, no es tan single. Es de estas que le va a gustar muchísimo a quien le guste, pero no le va a gustar a todo el mundo. Ya lo sé y no pasa nada. Y luego Abril Se Termina está en un punto medio, pero sí, sigue más la línea de Qué Vaina.
¿Tienes fecha aproximada de lanzamiento del disco? Bueno, del EP.
Entre… a ver, no sabemos si finales de abril. Me gustaría que la canción Abril Se Termina, que se titula así, salga a mucho tardar el 1 de mayo, pero intentaremos que sea la última de abril.
Aparte de escribir poemas, también has estado relacionada con los mundos del teatro y del cine. ¿Tienes pensado llevar este proyecto o un proyecto futuro a estos formatos?
Me encantaría porque una de mis grandes influencias es Björk. Ella utiliza mucho lo visual, o sea, como que hace un disco, pero no solo hace un disco, crea una estética visual alrededor: proyecciones de video 3D, máscaras… Bueno, a mí me encanta. Claro, yo no tengo los medios de Björk, pero sí que, a pequeña escala y humildemente, intento trabajar así. Intento pensar en esas imágenes, intento crear fotografías nuevas, portadas muy pensadas y, en los videoclips, intento tirar un poco del concepto de la canción. Por ejemplo, de Que Vaina queremos hacer un videoclip. Lo que pasa es que ha salido primero la canción, pero los que sean fans que sepan que va a salir un videoclip, aunque sea unos meses más tarde. Quizás, si te ha gustado la canción, luego ves el videoclip y dices «Ah». Ahí habrá más claridad desde lo visual.
¿Cómo te imaginas este nuevo proyecto trasladado al directo?
El directo para mí tiene que mantener algo muy íntimo. Me imagino un máximo de dos o tres músicos en escena. Pero como las canciones tienen muchos detallitos, eso no quiere decir que cada músico no haga maravillas. Puede haber pedales de efectos, un sinte, el tema del piano… porque en este disco es muy importante el piano. Pero no el piano clásico, porque lo grabamos tal cual y luego le hicimos mil perrerías. Lo pasamos por amplificadores con efectos electrónicos y tal, y por eso se crea esa magia: tienes algo muy orgánico, como un piano clásico, pero llevado a la electrónica. Eso para mí es muy importante en este disco y ojalá el directo pudiera jugar un poco con eso. Soy consciente de que no siempre voy a poder tener un piano acústico, pero a ver cómo lo podemos jugar. Ese es mi reto. Y luego sí, me encantaría que hubiera imagen o que el vestuario tuviera simbolismo.
¡Qué guay! Vale, pues ya para terminar, no sé si nos puedes contar un poco qué planes tienes para este año. Más allá de que ahora vas a sacar el EP y luego acabará saliendo un segundo. ¿Qué vamos a poder ver de ti?
Mucha música publicada, eso os lo aseguro. Además, soy muy activa en redes, así que si me queréis seguir en Instagram, ahí voy poniendo a diario todo lo que hago. Podéis engancharos a las canciones, a los videoclips. Si queréis estar en mi newsletter mensual, siempre mando un poema y una “noticia violeta”, que digo yo. Y en verano espero ya pasar a conciertos.
