Cuando el amor supera cualquier frontera, no tiene rival. Eso es Casablanca.
Una película que representa la pura esencia del drama y del romance de los años 40, dirigida por Michael Curtiz, narra la historia protagonizada por Humphrey Bogart en el papel de Rick Blaine y Ingrid Bergman en el papel de Ilsa Lund, donde nos encontramos un conflicto compuesto por el amor y la virtud.
Rick deberá escoger entre, su amada Ilsa o hacer lo correcto.
Su dilema consiste en ayudarla a escapar de Casablanca ( ciudad marroquí bajo el control del gobierno de Vicky) junto a su esposo, uno de los líderes de la resistencia, para que pudiese continuar su lucha contra los nazis. Vemos que el motivo que constituye la trama de la película es el siguiente: seguir tu corazón para salvar a tu amada o seguir sus principios y no ayudarla tanto a ella como a su esposo.
Nos encontramos delante de una de las películas mejores valoradas de la historia del cine americano, ganadora de varios premios Óscar como el de mejor película en 1943. Con un conjunto de actores muy reconocidos y unos guionistas de gran nivel, lo que sorprende es el sólido pero no espectacular inicio que tuvo en su popularidad la película.
A medida que iba pasando el tiempo, el film fue recibiendo el reconocimiento que se merecía , colocándose con ello en el top de las listas de mejores películas de la historia o la típica lista de 10 películas que has de ver antes de morir.
La película de Curtiz presentó un cúmulo de factores que hicieron que fuese catalogada con una belleza rotunda dentro del cine clásico.
Las increíbles y carismáticas actuaciones de Bogart y Bergman junto con la más que notable crítica entre los dos, además de la profundidad y intensidad de la dirección y el impacto emocional de la obra en su conjunto, son algunos de los muchos elementos que han hecho de Casablanca una película inigualable.
En la historia de este séptimo arte, Casablanca entró fuerte para formar parte de ella junto a increíbles películas como Ciudadano Kane de Orson Welles pero a diferencia de Casablanca, la de Welles recibió el reconocimiento merecido desde el momento de su estreno. En cambio, la de Curtiz fue el resultado de una serie de circunstancias donde el azar estuvo presente.
Creada a partir de la adaptación de la obra de teatro Everybody Comes to Rick’s («Todo el mundo acude al bar de Rick») de Murray Burnett y Joan Alison, Casablanca nos dio una de las eternas escenas del cine. Ese momento en el que la película termina en un aeródromo, donde están Louis, Rick, Ilsa y Victor. Ilsa y Victor acaban subiendo al avión que los llevará lejos de Casablanca, dejando a Rick en tierra y viendo como el amor de su vida se iba volando, alejándose de él y al mismo tiempo, dándonos uno de los finales más recordados del cine.