Crítica a una de las películas que más han incidido en el Cine español y su influencia en la sociedad actual

Nos gusta poner el foco en las bellezas que nos permite saborear el Séptimo Arte. El confinamiento nos ha permitido visualizar películas dignas de reflexión. Una de ellas es «La lengua de las mariposas», una gran joya de la corona del malogrado director José Luis Cuerda. 

No es para menos, Fernando Fernán Gómez fue su principal actor, interpretando el rol de un maestro republicano, Don Gregorio. Dentro de sus luces y sombras, II República fue el periodo en el que la profesión docente vio incrementado su valor.

Por tanto, es todo un reto representar la grandeza de Don Gregorio en una Galicia rural de los años treinta. Es cierto que el oficio de Fernando es digna de un veterano de la interpretación, pero resulta tan complicado expresar sencillez, humildad, paternidad, amistad y genialidad en una sola persona con una naturalidad pasmosa.

La ambientación a nivel argumental y audiovisual permiten cumplir con el expediente en términos de matrícula de honor. Es cierto que José Luis Cuerda ha sabido sacar la verdadera esencia de la II República, Guerra Civil y Postguerra con tramas predecibles. Pero este hecho no ha eliminado ningún ápice de emotividad a la relación existente entre el propio Don Gregorio y Moncho (Manuel Lozano).

Además de ser una relación totalmente sana entre un maestro y alumno en el aula, tenemos un vínculo que demuestra como el placer de disfrutar de la curiosidad no entiende de edades. Los cariñosos predicados que se lanzaban son puro patrimonio para la sociedad española.

A día de hoy, nos encontramos con una sociedad marcadamente envejecida que ha sufrido severamente la crisis del coronavirus. Por tanto, dicha relación profesor-alumno se puede manifestar entre los miles de vínculos entre abuelos y nietos que el COVID-19 ha hecho eternos.

Películas como Vivir dos veces han hecho mella en el valor de la tercera edad. No es para menos, otra producción exitosa, Vivir es fácil con los ojos cerrados, compara a un abuelo con el Latín por haber sido testigos de las primeras semillas que han fortificado un árbol llamado vida. Al fin y al cabo, ellos pusieron las primeras raíces que son Amor, Humildad o Humor, entre otros, los mismos que se encarga de ensalzar Fernando Fernán Gómez a través de la Pedagogía.