Los catalanes Sara Roy y Lildami protagonizan la octava fecha de la primera edición de Nits de Barcelona
Caía una lluvia fina en Barcelona y los asistentes se preguntaban si los conciertos de la noche en Nits de Barcelona iban a llevarse a cabo. Pero la magia del Palau de Pedralbes hizo que la lluvia nos diera tregua justo antes del inicio del primer concierto y, con el escenario mojado, el staff se puso manos a la obra para conseguir que el espectáculo siguiera adelante.
Los más fans de Sara Roy no dudaron en mojarse para estar en primera fila y ver a la artista desde cerca y el resto del público, que eligió Nits de Barcelona por delante del multitudinario Cruïlla que estaba empezando en la otra punta de la ciudad, fue buscando su lugar en el Village dels Jardins para ver el show desde la mejor óptica posible. Un jingle anunció el inicio de la función y, a las nueve en punto, empezó una noche muy del yin y el yang: dos shows totalmente opuestos pero complementarios que, sumados, dieron lugar a una noche armónica.
Sara Roy, delicadeza y dulzura
La manresana Sara Roy lleva regalándonos su sensibilidad desde los doce años, cuando formó parte del grupo Macedònia. Desde entonces, sus letras intimistas y optimistas son como un rayito de sol para quienes la escuchamos, así que no pudo ser casualidad que la lluvia dejara de caer justo antes de que fuera su turno de subirse al escenario de Nits de Barcelona.
Con una felicidad contagiosa, la cantautora nos abrió las puertas de sus pensamientos y emociones con cada una de las canciones que interpretó. Su disco (A)mar es más que una carta de presentación, es una puerta hacia su yo más sincero y transparente, lo que hace que conectes con ella desde la primera frase que canta hasta que cierra el show. Y por si eso fuera poco, la cercanía con la que te cuenta cada una de las historias y meditaciones que hay detrás de cada tema, te hace reflexionar mientras te dejas llevar por la melodía de cada una de ellas.
Desde La Ventana nos mostró la importancia de expresar nuestros sentimientos; Tocar el Cel nos recordó que los pequeños gestos pueden conseguir grandes cambios; y Comptant Les Hores nos hizo tener presentes, al menos durante unos minutos, algo que muchas veces se nos olvida: que las cosas más sencillas son las que nos hacen más felices. Porque si algo tiene Sara Roy es que deja un trocito de ella en cada canción, de la forma más sincera posible, y nos hace tocar el cielo con su dulzura mientras nos mantiene los pies en el suelo.
El constante agradecimiento, hacia el festival y hacia el público, durante la hora que duró la función, también jugó un papel clave en la conexión que sentimos con Sara Roy. Apostamos por la cultura porque así lo sentimos, pero ver que una artista te lo agradece con los ojos vidriosos te hace ser consciente de la importancia de hacerlo para que así ella y tantos otros artistas puedan seguir propagando su arte y enamorando a través de él.
Lildami, explosividad y buenrrollismo
Lildami lleva tres años siendo uno de los máximos exponentes de la música urbana en catalán de los últimos tiempos y consiguiendo hacerla popular. Se suele pensar que el trap y el reggaeton es cosa de la generación Z, pero el pasado 6 de julio quedó demostrado que Lildami la ha expandido más allá de eso y que su público puede abarcar desde niños de cinco años hasta adultos de unos sesenta.
La acústica fue tan buena que, como si estuviéramos escuchando un disco en casa, solo que con los focos dándonos en la cara, nos pasamos la hora de concierto moviendo el culo al ritmo del trap y el reggetón y disfrutando de las historias que el de Terrassa nos iba contando en cada canción. Porque si algo tiene la música de Lildami es la reflexión que hay detrás de cada canción, como la de la necesidad de salvar el mundo que les dejamos a las nuevas generaciones que nos trae Xiulet.
Sirviéndose del talento de sus inseparables Sr. Chen y Emotional G, el terrasense presentó su último disco Dummy (2023) con canciones como Ulleres de Sol, M’és Igual, Que Això No Acabi y su conocidísimo Supermercat, que con bromas y un poco de desgana al interpretarla, dejó entrever que ha entrado en la larguísima lista de esos hits que se han masticado tanto que al final han acabado haciéndose bola para quienes los crean.
Generoso, Lildami no solo invitó a Flashy Ice Cream a compartir escenario con él para interpretar su colaboración Collin’ el Blat después de mucho tiempo sin cantarla juntos, sino que también les dio espacio para que pudieran compartir con el público su nuevo single Quan Em Tornes A Mirar. Incluso quiso que fuera el público el que decidiera la última canción de la noche, siendo Harakiri la elegida.
El show del Dami fue una explosión de buen rollo en un día gris que nos dejó con ganas de más tanto a nosotros como al protagonista y sus Bigfriends, que por ajustes de producción, tuvo que reajustar el setlist.