Entrevistamos a Iván, tercer finalista de MasterChef 8 y repasamos su paso por el programa.
Iván Mariñas fue uno de los grandes concursantes de la historia del programa culinario MasterChef. Tras varios meses de programa, incluyendo el confinamiento, se alza con el tercer premio después de cocinar frente a sus compañeros Ana y Andy un menú inspirado en su tierra, Galicia.
¿Qué te llevó a presentarte al casting?
Las ganas de seguir aprendiendo y enfrentar el reto de perseguir uno de mis sueños.
¿Cómo fue la experiencia en el programa? ¿Qué es lo que te hace más ilusión llevarte contigo de allí?
La experiencia me la llevo de por vida: intensa, enriquecedora, dura y súper emocionante. Me llevo muchas cosas de todo lo sucedido, conocimientos, contactos, ilusión y amigos.
Sabemos que te llevas muy bien, dentro y fuera de cámaras, con tus compañeros Ana, Luna y Alberto, y sabemos que les vas a echar de menos pero, ¿qué tal con Andy? ¿Vas a echarle de menos también?
No lo voy a echar de menos y, aunque no sé si él podrá decir lo mismo, me gustaría que la gente entendiese que aún siendo incompatibles se puede tener una relación respetuosa.
¿Te veías en la final cuando empezó la edición?
Sí, por supuesto. No entiendo afrontar un proyecto sin la sensación de soñar con el mejor de los resultados. Es parte de mi forma de ser y con trabajo, pasión y esfuerzo, todo se puede conseguir.
Al principio de la edición, eras tachado de «sobrado», «gallito», etc… y ahora eres uno de los favoritos. ¿En qué piensas que has evolucionado o cambiado?
Creo que la clave está en la adaptación al medio. Poco a poco fui soltando los nervios y se pudo ver con más nitidez quien es Iván realmente. Estoy muy contento de que la gente me haya dado la oportunidad de querer conocerme y el cariño que estoy recibiendo no es ni medio normal: ABRUMADOR.
¿A quién veías ganador al principio cuando os fuisteis conociendo entre todos?
A mí. Siempre he confiado en mis condiciones y cualidades…en mis aptitudes y mi actitud.
¿En qué piensas que has evolucionado más a la hora de cocinar?
He mejorado en muchas cosas, integrado nuevos sabores y evolucionado muchísimo en el mundo de la repostería.
Eras considerado «el chico del mar» cuando empezó el programa. ¿Vas a cambiarte el mote a «chico de los postres»?
No. Me encanta mi mote, no puede ser más acertado… ¡Me flipa el mar!
¿Cómo fue grabar el programa después de la cuarentena y estar confinados lejos de casa?
Muy duro, con mucha incertidumbre y sobre todo mucha “morriña” de los nuestros. Además las grabaciones se hicieron mucho más complicadas después, con todas las normas de seguridad.
¿Cómo era cocinar en la casa con tus compañeros? ¿Os ayudábais entre vosotros o ibais más por libre?
Yo he ido por libre y he cocinado junto con mis compañeros muchas veces. Además teníamos grupos de cocina para hacer la comida de grupo por turnos.
Cuando cocinasteis con Martin Berasategui te vimos sufrir más de lo habitual, ¿cómo fue esa prueba de seguir el cocinado de un chef como él?
Un auténtico placer y orgullo, pero también una gran desesperación. Para mí, lo más importante es el sabor, conseguir jugar con los paladares del comensal y, a veces, mi perfeccionismo me ha restado tiempo y agilidad en los emplatados.
¿Cómo te sentiste al cocinar en el combate final con Ana y Andy y con toda la presión que eso supone?
Muy feliz y tranquilo de haber llegado al combate final con el trabajo y esfuerzo desempeñado… cuando lo das todo solo te queda pasarlo bien y DISFRUTAR.
¿Esperabas quedar en el Top 3?
Sí, esperaba ser el número 1, solo apuntando alto se llega alto.
Y por último, ¿dónde te podremos ver ahora: abriendo tu propio restaurante, cocinando en uno o seguirás como entrenador?
Pues se presentan muchos e interesantes proyectos que ojalá se puedan materializar muy pronto. El deporte y la cocina tienen un puesto de honor en mi vida.