Entrevistamos al músico y cantautor puertollanense Pablo Moreno para descubrir lo que hay detrás de su proyecto
Pablo Moreno forma parte de ese grupo de artistas que vehicula sus pensamientos y sentimientos a través de su música por necesidad vital, y que ha convertido su pasión en su oficio de la forma más orgánica.
De la mano de su productor Manuel Colmenero, ya prepara su primer disco de estudio y lanza sencillos como ‘No me queda suelto’ o ‘Mi reina republicana’, que con sonidos totalmente distintos entre si, huyen de cualquier etiqueta que se le pueda poner al artista. Solo hay una que le encaja: MÚSICO. En mayúsculas. Y, en los próximos meses, nos lo demostrará.
Sigue leyendo y descubre el universo de Pablo Moreno; lo que hay detrás de sus canciones, la evolución de su carrera, su relación con su equipo, su forma de concebir su oficio, y mucho más.
El mes pasado sacaste ‘No me queda suelto’, ¿Cómo definirías la canción?
La describiría como un puñetazo en el pecho. Creo que es una canción que tiene mucha intensidad, tanto a nivel emocional como a nivel de interpretación, y que te hace ser parte del propio tema. Y aparte, creo que es una historia que todo el mundo ha sentido, vivido o percibido: la sensación de entregarte por completo a alguien, pero a la vez tú sentirte vacío. Parece un poco paradójico, pero creo que todos nos hemos sentido ahí reflejados en una pareja o en una relación con un amigo, una relación de trabajo o incluso con nosotros mismos; todos hemos podido sentir que no encontramos esa tecla que nos hace sentir llenos.
Si has encontrado esa tecla de algún momento, ¿cuál dirías que es? ¿Qué es lo que a ti te hace sentir lleno?
Pues intento trabajarlo todos los días. Creo que hay muchas veces el sentirse lleno no depende solamente de nosotros, porque no podemos controlar nuestro alrededor, y que cuando uno ve que la gente que tiene al lado y a la que quiere no está en un buen momento, también sufre. Y lo segundo que tampoco podemos controlar son nuestras emociones. Por ejemplo, hace unos meses pasé una época de mucha tristeza, en la que me sentía como un poco apático y luchando con la ansiedad. A veces no solo depende de ti mismo porque también entra en juego el tema químico. Pero dentro de lo que puedo trabajar desde mi interior, intento ser una persona agradecida.
Y a lo mejor puede parecer una tontería, pero a mí me ayuda mucho una dinámica que hemos establecido con mi mejor amigo, que vive en Londres: todas las semanas agradecemos cosas que nos hayan pasado esa semana. Y a mí me ayuda el hecho de no estar solamente enfocado en aquello que falta o en aquello que no va del todo bien, sino el agradecer todo lo que tenemos, que son muchísimas cosas. Animo a hacer esa dinámica a cualquier persona, porque es guay y creo que, incluso cuando estamos en el pozo, tenemos algo que agradecer.
¿Nos podrías decir algún ejemplo de algo que tengas que agradecer?
Hay millones de cosas que agradecer; la gente que tienes alrededor, el cariño que recibes por parte de alguien que te escucha… Yo muchas veces agradezco un mensaje de alguien. Por ejemplo, que me digan ‘esta canción me llegó y me hizo sentirme acompañada’. Eso para mí es un motivo de agradecimiento infinito. E intento vivir en gratitud. Pero lo de la dinámica es un tip, porque evidentemente sé que hay problemas en la vida que nos impiden sentirnos en paz o llenos. Pero bueno, animo a la gente a que viva con más gratitud de la que vivimos, porque creo que a veces nos cuesta mucho agradecer lo que tenemos (también hablo por mí).
Y también creo que es sano comunicar lo que se siente si uno lo necesita y le hace bien, y lo dice uno que muchas veces tiene dificultades para comunicar cómo se siente a la gente que tiene alrededor. De hecho, por eso hago canciones. Creo que si tuviese una mejor comunicación con la gente que me rodea, a lo mejor escribiría menos canciones.
Dices que la música te sirve para comunicarte, ¿qué plasmas en tus canciones?
Intento que sean mi vida, que mi obra represente un poco lo que soy. Intento que mis canciones cuenten una despedida, un reproche a alguien, lo que siento a nivel espiritual… Incluso esta conversación me puede llevar a, de repente, escribir el siguiente tema con una imagen o una reflexión que estamos creando. Creo que si hablásemos de todas mis canciones (porque no te puedo decir una sola canción, ya que en tres minutos no puedo resumir lo que soy como ser humano), se descubrirían muchas cosas de mí de una forma más profunda de lo que puedan parecer en una canción de solo tres minutos.
Has comentado alguna vez que ‘No me queda suelto’ es el resultado de una evolución. ¿En qué aspectos crees que has evolucionado y cómo lo has plasmado en la canción?
Lo principal es que he roto etiquetas conmigo mismo. Algo de lo que intento huir mucho es que se etiquete aquello que hago, porque creo que si uno se etiqueta se acaba limitando y se acaba poniendo una especie de bobina mental que le impide romper con aquello que incluso puede llegar a ser. Creo que a nivel compositivo ya se notaba porque esta canción a guitarra y voz ya te llevaba un poco a lugares que no había transitado y a cosas que a lo mejor hace 15 años no hubiese hecho.
Después, nivel de producción, creo que igual nos hemos dejado llevar mucho. En el estudio no había un detector artístico, sino un detector de sensaciones y de sentimientos, y lo que nos hacía vibrar era lo que se quedaba. Hemos ido con la ley de la sensación y de la emoción y creo que eso se transmite en el tema.
Creo que hay elementos que nunca había trabajado o que no había tocado desde ese punto de vista y hoy en día tienen mucho valor dentro de esa producción. Pero, al final, siempre digo la canción nace y muere con una guitarra y una voz. Y si la canción es buena con guitarra y voz… Aunque, evidentemente, Manuel Colmenero la lleva a otro nivel y es un regalazo currar con él.
¿Qué elementos que tampoco hemos visto hasta ahora veremos en el futuro disco?
Van a haber canciones más ‘de saltar’ de lo que la gente ha escuchado antes de mí. Hay temas con mucha guitarra eléctrica y voz. Después, por ejemplo, hemos intentado que las estructuras no sean repetitivas, que sea un disco rico en estructuras, igual que pasa en ‘No me queda suelto’, que intentamos que la canción no tenga una estructura típica.
Y, en cuanto a la letra, hemos intentado que vaya contando cosas mías muy personales y que tengan mucho que ver entre ellas, porque, al final, es un recorrido por los últimos años de mi vida. Hay un tema que habla de lo que yo soy como ser humano y yendo a mi raíz máxima, que es la casa en la que viví con mis padres y mi hermano hasta el día que decidí mudarme a Madrid.
Hice un trabajo muy grande a nivel compositivo porque llegué con prácticamente cincuenta o sesenta canciones para grabar. Y queríamos que en este primer álbum estuviera todo lo importante que tuviera que contar y que no fuese repetitivo, que mostrara todas las aristas. No es nada homogéneo.
¿Y cómo decidiste qué canciones dejabas fuera del disco?
Intento que gran parte de la decisión del repertorio no recaiga sobre mí, sino que Manuel Colmenero, y mi equipo también opinen sobre ello. Es verdad que a veces uno ve un tema súper claro y agentes externos no lo ven, y uno se tiene que preguntar a si mismo si no lo ven porque no has sabido transmitir lo que imaginabas o por qué.
A veces escribes una canción que es cien por cien tu historia y tiene una carga emocional muy grande, pero eso no significa que sea la mejor canción. Al final, una buena canción no es la que cuente tu vida… Y yo me dedico a la música, no solo a contar mi vida. Parto siempre de la honestidad e intento que cada canción hable de personas, de momentos, de un sabor, pero la gente no está dentro de mí y por lo tanto no percibe solamente la canción como yo la escribo. Así que mi equipo y yo tratamos de que la canción traiga cosas nuevas a nivel musical, y ahí Manuel hace un grandísimo papel y me saca los titulares, los suplentes y los reservas, como en un equipo de futbol. Y a algunos no los convoca.
Lo guay es que casi siempre solemos estar de acuerdo y, cuando yo he visto algo claro y él no, hemos intentado ver qué ocurría y por qué no estábamos de acuerdo para poder darle una vuelta a la canción. Lo bueno es que soy una persona con mucho carácter y con las ideas muy claras pero me dejo aconsejar mucho, y la suerte es que mi equipo me conoce a nivel humano y me sabe llevar muy bien.
Siempre dices que tienes mucha conexión con Manuel Colmenero. ¿Cuánta importancia le das a sentir conexión con las personas con las que trabajas?
Lo es todo. Para mí es fundamental porque, no es por ponerme romántico, pero las canciones son para mí como uno de mis mayores tesoros en la vida y me parece fundamental que la gente que trabaja conmigo le tenga cariño a las historias, a mi forma de interpretar y de componer. Y me ha pasado de estar trabajando con gente con la que yo no he estado cien por cien cómodo y se ha notado. Intento que sea con todo, las portadas, lo vídeos, las notas de promoción, la producción, las mezclas,… Hay artistas que no lo hacen, pero en mi caso yo estoy detrás de todo. Y quizás sea por un tema obsesivo mío de querer ser parte de todo, porque en los conciertos también intento que el merchandising se ponga de la forma que a mí me gustaría. Pero es porque creo que al final el público que te sigue nota dónde hay cariño y dónde no.
Yo hago el merchandising que yo me compraría, que a mí me gustaría tener. Igual de cara a la industria no es lo mejor, pero si hay cosas que funcionan y a mí no me gustan, yo no las hago. Yo tengo que vender lo que a mí me gusta y me emociona, igual que con las canciones. Y tengo la suficiente confianza con mi equipo como para decir que algo me gusta pero no me veo cómodo.
¿Con qué otros artistas de la industria crees que tienes más conexión y que podrías sentarte a trabajar con ellos?
Creo que uno empatiza más con la gente que entiende parte de la vida o de la música de una forma similar a ti. Entonces, para mí lo fundamental es que el amor que sienta por la música sea parecido al mío y que en el estudio se hable de música en lugar de números. Que no se hable de alcance, porque no me interesa. De eso tiene que encargase la gente que trabaja en eso.
Creo que si estás haciendo música pensando en lo que vas a vender la obra artística se ve dañada. Y por ejemplo, cuando trabajo con Roi Méndez, que sé el amor que le tiene a la música, hablo con él de música, de acordes. Y tengo mucha suerte de tener gente cerca que ama la música de una forma muy parecida a la mía, como puede ser Gonzalo Hermida, Yoly Saa, Julia Medina o Miriam Rodríguez. Hay mucha gente con la que comparto también vida, con la que estamos mucho tiempo cerca y vivimos la música de una forma muy pura.
Hace poco Halsey dijo claramente que su sello le pedía unos objetivos en redes sociales para poder seguir sacando música. ¿Te has encontrado en esta situación en algún momento? ¿Qué opinas de esta forma de trabajar?
Yo es que así no trabajo. A mí jamás me van a decir eso, y si me lo dicen en ese momento dejarán de ser parte de ‘esto’. Les voy a invitar a dedicar su talento e intención a otros proyectos. Y si un artista me pregunta, no le aconsejaría trabajar con alguien así. Y no es que no le dé valor a los números porque sé que detrás de los números hay seres humanos escuchando la música, pero el número no es sinónimo de éxito para mí.
Además, he tenido la suerte de trabajar componiendo con muchos artistas que han venido de otro tipo de carreras diferentes a la mía y sé que el número no es sinónimo de éxito. Para mí, el éxito es que me digan que han conectado con un tema mío y que les ha abrazado mi canción. Y después, evidentemente, el número es lo que nos permite vivir de esto. Tengo suerte de hoy venir al estudio, trabajar, hacer música y llenar la nevera y sé que estoy hablando desde un lugar muy privilegiado, pero aun así yo no soy la industria, yo formo parte de ella.
¿Y qué objetivos tienes a, por ejemplo, cinco años vista?
Hacer la mejor canción del mundo. Hacer la canción más bonita que yo pueda hacer. Y después, a nivel de proyecto, seguir creciendo, llegar cada vez a más público y hacer conciertos más grandes y poder seguir dedicándome a esto. Seguir haciendo discos y seguir emocionando a la gente. Pero, por ejemplo, nunca va a ser mi objetivo convertirme en una persona ‘famosa’. Mi objetivo es seguir haciendo música porque mi trabajo es ser músico y siempre va a ser siempre ese, vaya bien o vaya mal.
«Mi objetivo es seguir haciendo música porque mi trabajo es ser músico»
¿Crees que hoy en día el término músico se ha tergiversado?
Yo no estoy para hacer juicios de valor y yo no puedo decidir quién es músico y quién deja de serlo. Eso lo tiene que decidir la gente, lo que le emociona y lo que no. Lo que sí te digo es que creo que estamos en un momento en el que tenemos que tener cuidado de que la música no pierda valor. Pero no solo la música, sino la cultura. A veces tengo la sensación de que la gente no entiende que la cultura es lo que somos, y si la cultura está corrompida nosotros estamos corrompidos. Es decir, si vamos al cine y las películas que hay son malas, eso dice mucho de nosotros. Y no digo que lo que yo haga sea bueno, pero a mí me encantaría que me dijeran con una justificación artística si lo que hago gusta o no gusta. Y creo que ahí tenemos que reflexionar mucho como generación.
¿Qué opinas de la tendencia de hacer canciones pensando en su parte ‘viralizable’?
En los últimos años la industria está cambiando mucho. Han nacido plataformas nuevas como TikTok donde se premia que 15 segundos se conviertan en virales y se juega con eso. El arte ha ido cambiando a lo largo de la historia, e igual que Mozart no es lo mismo que Hendel o Vivaldi, lo mismo pasa hoy día, yo no compongo igual que componía Joaquín Sabina hace 30 años. Pero es lógico, es por tema generacional, de que él ha vivido cosas que yo no. Él ha vivido una transición política que yo no he vivido y ha tenido una forma de relacionarse con las personas que le gustan muy diferente a la que yo tengo. Lo que no tendría sentido es que yo siguiera teniendo comportamientos machistas en mis letras. Ahí está mi reflexión.
Pero yo siempre lo digo, el público es el que decide. Y soy consciente de que la gente escucha en gran parte lo que se expone y lo que tiene más audiencia, pero aun así cada persona dentro de su libertad decide a quién escucha, decide si escucha a uno porque tiene muchas reproducciones o a otro porque es bueno. Y es esa persona que habla con sus amigos y les pone las canciones de uno u otro. Y esta es la generación en la que yo creo, yo creo en una generación que tiene su propio catálogo de música, de arte,… No creo que seamos una generación que dé la espalda a nada.
¿Si tuvieras que recomendar a alguien que estuviera empezando ahora en la música, a quién recomendarías y por qué?
Te recomendaría a Carlota Mad y a Gómez, que es uno de mis mejores amigos y tiene una sensibilidad fuera de lo normal.
Y, para terminar, estuviste de gira el año pasado, ¿qué nos espera próximamente en cuanto a conciertos?
La gira pasada fue un regalazo y viví cosas que en mi vida me hubiera imaginado y que no voy a olvidar, como llegar tres horas antes a una sala y que haya gente esperándome. También me parece un poco loco el hecho de llegar a una sala que está a cuatro horas de tu casa y que la gente cante tus canciones. Este año vendrá una gira grande con el nuevo disco y espero estar en gran parte de las ciudades donde haya grupos de gente que quiera escucharme y que quiera ser parte de mi proyecto. Además, este verano va a haber conciertos que iré anunciando por redes sociales. Y voy a ir metiendo canciones y que el setlist sea distinto al de otras giras.