Pablo Alborán aterrizó el viernes en Valencia con «Sold Out» para los tres pases que realizará en El Palau de les Arts este fin de semana

Un taburete, una guitarra, el piano y su voz. El Palau lleno hasta los topes, luces frías y los nervios revoloteando. Con la sencillez que le caracteriza, Pablo Alborán daba sus primeras notas en Valencia con Hablemos de amor y una promesa: «voy a dejarme la piel en el escenario y a dar lo mejor de mí, porque Valencia siempre me da lo mejor de sí».

«Poder estar aquí en el Palau de les Arts es un regalo. Es un sitio privilegiado para cantar, para tocar y sobretodo para volver a reencontrarnos. Es algo que he deseado desde hace mucho tiempo. Esta gira y estos tres conciertos que habéis agotado enseguida… estas cosas solo pasan en Valencia», confesó emocionado el malagueño.

Alborán dedicó el inicio del concierto a cerrar un pacto con el público: «intentar disfrutar de estos momentos que tenemos, que la música nos regala y sobretodo intentar mandar buenas energías para Ucrania que ahora lo necesitan». Las palabras del artista emocionaron al público, que se deshizo en aplausos en honor a las víctimas de la guerra.

Cuarta canción de la noche, Miedo. Jose Marin y Lolo Alvarez a la guitarra. Manuel Reina a la batería. La banda acompaña por primera vez a Pablo en el escenario. Tocan a continuación La escalera y Saturno, esta última con el teatro creando una constelación de linternas para acompañar al cantante.

«Sabéis lo que más feliz me hace de esta vuelta a los teatros? Aquí hay gente que me lleva siguiendo diez años y la vida ha pasado para todos. Veo gente que conozco de todo este tiempo y que siempre ha estado en los aeropuertos, en los hoteles, en los conciertos, que ha viajado para venir a los conciertos… qué maravilla», expresó Alborán.

Para él «lo más fascinante de todo» es que sigue estando en la vida de sus fans y «ese es el mejor regalo que cualquier artista puede tener». «Gracias de corazón por hacer que mi música siga estando ahí, i estará siempre que queráis, porque vienen canciones nuevas», desveló.

Con Perdóname se sinceró diciendo que siempre ha pensado que no le costaba pedir perdón, pero que realmente sí le cuesta. «Escribí una canción y me vino de lujo porque cada vez que tengo que pedir perdón la canto y ya está», bromeaba. «Del perdón uno aprende muchísimo, sobretodo porque aprendes a verte y a saber que somos humanos y cometemos errores».

Una de las canciones más esperadas de la noche era Llueve sobre mojado, un hit que canta junto Aitana y Álvaro de Luna y que ha conseguido un Disco de Oro. A día de hoy la canción cuenta con más de 18 millones de reproducciones en Spotify.

La segunda parte del concierto arrancó con Solamente tú, la canción con la que Pablo Alborán saltó al éxito y que marcará para siempre su carrera como cantautor. «Hacéis que mi alma se despierte con vuestra luz», dedicaba el cantante al Palau.

«Mañana quién repite? ¡Que yo no me quiero ir!». Alrededor de una veintena de manos se levantaron entre el público. «Este sitio es muy grande, de hecho esta noche estaba tocando Mayte Martín aquí y me hubiera encantado ir a verla tocar también. Igual me quedo a dormir aquí esta noche. Richi, aquí ponemos una almohadita, dos, tres, las que queráis», bromeaba.

Interpretó Prometo, Quién, Tabú y Corazón descalzo. También cantó Sobreviviré en homenaje al cantante Paco Ortega, canción que también eligió para su actuación en los Goya de 2020.

Y sin duda, la canción que más marcó a todos los asistentes fue Tu refugio. Alborán dejó los micros y, mano en el corazón, cantó a capella «ya no hay miedo de decir ‘Te amo’». Hace relativamente poco que el cantante decidió hacer pública su orientación sexual y ayer el público le demostró durante más de un minuto de aplausos su apoyo y cariño incondicional. Alborán agradeció el gesto con una sonrisa de oreja a oreja y carcajadas de ilusión.

La fiesta puso el broche de oro a una noche de reencuentros y lágrimas de alegría. Después de una pandemia y en estos tiempos difíciles, pactos como los que el viernes selló Alborán con su público son necesarios para tener momentos de felicidad y esperanza. Ahora a Valencia le queda por delante una última noche con el cantante y con el regalo de poder ver, después de tanto tiempo, a su artista favorito.