Ginebras celebran el fin de la típica gira en la Riviera de Madrid. La banda de chicas ha conseguido llenar la sala dos noches consecutivas que pondrán el punto y seguido a su carrera.
Las chicas de Ginebras han celebrado este fin de semana el fin de su Típica Gira. Después de un año y un verano lleno de bolos toca poner un punto y seguido a la carrera de estas chicas y, por supuesto, había que hacerlo por todo lo alto. Llenando, nada más y nada menos, que dos noches seguidas la Riviera de Madrid.
No tardaremos mucho en volver a verlas subidas a los escenarios, pero para eso habrá que esperar. Ahora, las chicas van a dedicar un tiempo para componer las próximas canciones que verán la luz.
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Así se vivió el fin de la Típica Gira
Caía la tarde en los alrededores de La Riviera de Madrid. El Lorenzo empezaba a esconderse y se formaba en el parque anexo a esta sala una cola de gente emocionada. Era la primera de las noches del fin de gira de las Ginebras.
Una oportunidad que muchos pensaban que no iban a vivir porque esta fue la segunda de las fechas en ser anunciadas tras el sold out definitivo de la noche del sábado. Sin duda, para todos los allí presentes ese anuncio llegó como un regalo caído del cielo y debían aprovecharlo. Tocaba saltar y dejarse la voz hasta el final.
Las puertas se abrieron y la Riviera fue llenándose de gente muy diversa. Y es que, las Ginebras han conseguido que su música llegue a mayores, jóvenes y niños.
Dentro, cada detalle estaba cuidado. Del techo caían ramas de flores que decoraban por completo el escenario y algunas zonas de la sala. También, a la entrada existía un puesto repleto de botes de purpurina. Tal y como dicen en su canción Cosas Moradas, ellas querían para todos: «purpurina en la cara.» Por si fuera poco, los asistentes recibieron pulseras conmemorativas del evento.
El reloj marcaba las 20.00 cuando Innmir subió al escenario. La joven DJ era la encargada de calentar al público antes de que la banda de chicas saliera a escena. Algo que, desde luego, consiguió. El fin del mundo de La La Love You o Rumore de Raffaella fueron algunos de los temas que hicieron que los espectadores estallarna en gritos y saltos. Ya se intuía que la noche prometía.
Una hora más tarde llegaba el momento esperado por todos. Se hacía el silencio y en los altavoces sonaba: “Desabróchense los cinturones y dispónganse a mover el booty como si fuera el último concierto de la gira de Ginebras”. Las chicas subieron al escenario entre aplausos y el show daba comienzo con Crystal Fighters, a la vez que caía el confeti.
Entre canción y canción -letras ácidas y ritmos explosivos, incluidos- las integrantes de la banda aprovechaban para dar las gracias a todos los asistentes. Incluso, en una de ellas, Magüi casi echa a llorar. Sin duda, esto no lo van a olvidar jamás.
La noche continuaba con algunos de sus temas más sonados como Todas mis ex tienen novio o La ciudad huele a sudor. También, las chicas quisieron interpretar Fan emergente, una canción que dedicaron con especial cariño a todos aquellos que llevan siguiéndolas desde el principio.
Además, la noche tuvo espacio para volverse nostálgicas recordando los comienzos. Por ello, cantaron 6AM, la primera canción compuesta por la banda que ha visto la luz. Sobre ella, Raquel añadió: «fue la primera maqueta vuestra que escuché y gracias a ella dije que sí a todo. Cuánto me alegro».
Ellas ya lo adelantaron, en sus conciertos se hablaba y mucho. Después de ese ápice de nostalgia tocaba otro de emoción. Entre los asistentes se encontraban las familias de Sandra, Juls y Magüi (la de Raquel iba al día siguiente) y, por ello, no quedaba otra que dedicarles a ellos Campos de fresa.
La noche se iba calentando y Con altura fue el tema perfecto para hacer arder al público. La versión de Rosalía en boca de las chicas de Ginebras ha sido, sin duda, una de las canciones que más ha sonado de la banda. Para terminar de arder por completo, la banda llamó al escenario a Niña Polaca con los que interpretaron Magaluf, el tema que tienen juntos. Este momento fue especialmente emotivo para Sandra. Ella es componente de ambas bandas, sin embargo, a partir del próximo mes dejará de estar en Niña Polaca por imposibilidad de horarios. Sin duda, una despedida por todo lo alto.
Después de este momentazo, llegó otro. Como homenaje a su generación hicieron un medley de intros de series muy conocidas. Al son de las Ginebras se escucharon los inicios de Cuéntame, Los Serrano, Compañeros, 7 vidas o Física o química, entre otras. Algo que hizo estallar los aplausos del público.
Dentro de la identidad de Ginebras existe un componente reivindicativo. Como en cada concierto, las chicas aprovecharon su altavoz para visibilizar dos temas muy importantes: la salud mental y el respeto al colectivo LGTB+. Comentaron que gracias a su tema Ansiedad muchos de sus seguidores se habían atrevido a ir al psicólogo y, además, dejaron como deseo que la ayuda psicológica esté a disposición de todos. También, interpretaron Metro de Madrid donde dejan claro que lo más importante en el mundo es el amor, a los otrxs y a uno mismo. «Qué cada uno sea como quiera ser y quien no lo entienda que no venga a nuestros conciertos», gritó Raquel mientras ondeaba la bandera arcoíris.
La noche se iba terminando y, como no podía ser de otra manera, La típica canción fue el último tema interpretado por la banda. Mientras sonaba, no faltó el confeti ni los bailes del público. Incluso, un dinosaurio irrumpió en la escena.
Tocaba poner, por tanto, el punto y final a una noche de ensueño para estas chicas. Para ellas, y para todos los asistentes. La promesa era clara: vais a pasarlo muy bien. Y, desde luego, cumplida queda. Los ánimos de la gente al salir de la sala lo demostraban.
Ginebras son Juls, Raquel, Magüi y Sandra. Ginebras es sororidad, reivindicación y potencia. Son la nota de color en tiempos amargos. Son una bonita casualidad en un aula de universidad y, por supuesto, son el futuro de la música española. No cualquier cantante puede alardear de haber llenado La Riviera de Madrid y ellas no lo han hecho en una ocasión. La han llenado dos noches consecutivas. Quédense con sus nombres porque hay Ginebras para rato